En terminos coloquiales, se habla de TRASTORNOS PSICÓTICOS cuando hay una clara diferencia o ruptura entre lo que percibe o vive el paciente y lo que percibe o vive la gente que le rodea.

Les llamamos en plural "TRASTORNOS" porque las alteraciones pueden ser muy variadas. Pueden afectar al pensamiento, a los afectos, a la voluntad y al comportamiento. Y según qué y en qué medida se afecten, dicho trastorno tendrá un nombre, una evolución, un tratamiento y un pronóstico determinados.

Así, podemos encontrar personas que sufran esta patología, cuyo pensamiento es incoherente o ilógico; pueda estar bloqueado, o bien, transcurrir a una velocidad más rápida de lo que es habitual en una persona sana. Puede alterarse la voluntad y tener conductas extrañas, desorganizadas; quizá con tendencia a un exceso de retraimiento social o, incluso, un desinterés por el mundo que le rodea. Podemos ver, en ocasiones, una falta absoluta de comunicación y de movimiento. O bien, en crisis agudas, estados maníacos, con intensa agitación y verborrea.

Entendemos, pues, que esta patología, que puede afectar tan gravemente y a tantos niveles al individuo, necesita prioritariamente de unos fármacos que controlen o suavicen tan variados síntomas.

La PSICOTERAPIA tendria en estos trastornos un papel de APOYO y, en algunos casos, la potenciación de aspectos del individuo que no hayan sido dañados por la enfermedad. Se mejoraría de este modo la calidad de vida de la persona enferma.