Hay experiencias en nuestra vida que nos hacen sentir tristes (la muerte de un ser querido, una ruptura de pareja, la marcha de un hijo,…) o preocupados ( una situación difícil laboral o económica, un cambio en nuestra vida,…), pero esos sentimientos son normales, congruentes con lo que estamos viviendo. Y, al tiempo, podemos sobreponernos y retomar las riendas de nuestra vida. Esto no sería una DEPRESION.

Sin embargo, cuando pasan las semanas y los meses, y vemos que nada nos distrae de nuestra pena, no hallamos consuelo y, cada vez nos sentimos con menos fuerzas y menos confiados en nuestra recuperación, debemos acudir al médico.
El médico estudiará la posibilidad de que exista alguna patología orgánica (por ejemplo una alteración tiroidea ) que pudiera justificar dichos síntomas. Una vez descartada la causa orgánica, podremos decir que estamos en presencia de un Trastorno Depresivo, que puede requerir medicación (no siempre) y atención con PSICOTERAPIA por parte de un profesional cualificado para ello.

La depresión es un conjunto de síntomas físicos y psíquicos que aparecen en situaciones tan dolorosas como cuando tenemos una baja autoestima; cuando nos culpamos tanto por algo que ha sucedido en nuestra vida, que no podemos vivir con ese peso; cuando sentimos que nuestro entorno no nos valora realmente, ni nuestro esfuerzo, ni nuestra valía ni el amor que sentimos; ó cuando la pérdida de alguien muy querido nos ha dejado con una sensación de haber perdido, también, el rumbo de nuestra propia vida.

Los síntomas pueden ser psicológicos (tristeza, ansiedad, miedo, melancolía, irritabilidad, ideas de muerte,…) y/o físicos ( cansancio, falta ó exceso de apetito, taquicardias, mareos, dolores musculares, dificultades para dormir ó exceso de sueño,…).

Si usted cree que éste puede ser su problema, necesita la ayuda de un profesional. La fuerza de voluntad, distraerse, salir de compras ó “poner de su parte”, usted ya lo ha probado, no es suficiente. La DEPRESION es una enfermedad que necesita tratamiento,